JETHRO TULL - MINSTREL IN THE GALLERY

$16.000

Sello: Chrysalis ‎– CHR 1082
Formato: Vinilo, LP
País: USA
Edición: 1975
Género: Rock
Estilo: Rock progresivo, rock clásico
ESTADO DEL PRODUCTO
Cover : Impecable
Funda : Impecable
Disco : Impecable

Estado: USADO
Detalles:
Sello: Chrysalis ‎– CHR 1082
Formato: Vinilo, LP
País: USA
Edición: 1975
Género: Rock
Estilo: Rock progresivo, rock clásico
ESTADO DEL PRODUCTO
Cover : Impecable
Funda : Impecable
Disco : Impecable

TRACKLIST

A1

MINSTREL IN THE GALLERY

8:09

A2

COLD WIND TO VALHALLA

4:17

A3

BLACK SATIN DANCER

6:51

A4

REQUIEM

3:41

B1

ONE WHITE DUCK / 0¹⁰ = NOTHING AT ALL

4:35

 

BAKER ST. MUSE

(16:40)

B2.1

PIG-ME AND THE WHORE

 

B2.2

NICE LITTLE TUNE

 

B2.3

CRASH-BARRIER WALTZER

 

B2.4

MOTHER ENGLAND REVERIE

 

B3

GRACE

0:37

Las circunstancias personales de Anderson, que estaba atravesando un proceso de divorcio en aquellos momentos, se deslizan en los textos, más ácidos que de costumbre, aunque sin referencias directas a esa situación. Integraban la banda en el momento de la grabación: Ian Anderson (flauta, guitarra y voz), Barriemore Barlow (batería, percusión), Martin Barre (guitarras eléctricas), John Evan (teclados) y Jeffrey Hammond-Hammond (bajo) en la que fue su última grabación con la banda antes de dejar la música y dedicarse a su verdadera pasión: la pintura. David Palmer se encargó de los arreglos orquestales como en discos anteriores. No tardaría en incorporarse a la banda como miembro activo a los teclados, pero aún faltaba un tiempo para que eso sucediera. Como curiosidad, el disco fue el primero que la banda grabó en Montecarlo con la ayuda de lo que ellos llamaban su estudio de cuatro ruedas (su camioneta, vamos). El local donde se hizo la grabación pertenecía a una emisora de radio del principado y consistía en una gran sala en cuya parte superior había una especie de balconada que recordaba a las “Minstrel’s Galleries”, que eran, precisamente, unas balconadas que solía haber en algunos palacios y mansiones para que los músicos pudieran tocar piezas de baile ocultos a la vista del público que disfrutaba en el piso inferior. De ahí proviene el nombre del disco y del tema principal del mismo.

 “Minstrel in the Galery” – Retazos de una conversación perdida sirven como introducción a la canción en la que la voz, la flauta y la guitarra de Ian Anderson actúan en un comienzo que tiene más de folk que de rock hasta que irrumpe Martin Barre con un solo revelador de guitarra eléctrica secundado por una poderosa batería. A partir de ese instante la canción se transforma en otra cosa gracias a las ráfagas guitarreras indiscriminadas de Barre. El carácter progresivo del tema se hace evidente a partir del minuto cuatro, momento en el cual aparecen también elementos de hard rock, que empezaban a ser característicos ya del sonido de la banda. Los escasos retazos de teclados que se escuchan pertenecen a órgano Hammond principalmente y no a sintetizadores lo que se nos antoja como un signo más de las intenciones combativas del grupo con este disco.
“Cold Wind to Valhalla” – De nuevo, con una breve presentación como si de un concierto se tratase, una voz nos introduce en el siguiente tema, de evidente inspiración mitológica. Como ya hemos comentado en la introducción, se percibe un regreso a sonidos y formas que ya aparecían en el clásico de la banda “Aqualung”. Con respecto al corte inicial, destacamos aquí la vigorosa aportación del bajo (de toda la sección rítmica en realidad) que hace un trabajo extraordinario de principio a fin.

“Black Satin Dancer” – Se reserva Anderson el privilegio de abrir el siguiente tema con un solo de flauta para presentar la pieza más suave del disco, con arreglos de cuerda, piano y ¿glockenspiel? No obstante, la pieza tiene toda la energía presente en las canciones de la banda. En su sección central, creemos apreciar alguna referencia a Cream antes de llegar al segmento final en el que resurge el espíritu combativo de Anderson y compañía con fragmentos del mejor rock progresivo-previos al cierre que recupera el tono de los primeros momentos de la canción con el regreso del piano y las cuerdas.

“Réquiem” – Con la siguiente canción llega un cambio total de registro presentándosenos un tema acústico con un claro protagonismo de las armonías vocales al modo de Simon & Garfunkel. De nuevo aparecen suaves arreglos de cuerda adornando una canción que aparece como una curiosa rareza dentro del tono general del disco.

“One White Duck / O10=Nothing at All” – Continúa el disco por derroteros acústicos, dulces arreglos de cuerda y ausencia de batería o guitarras eléctricas de modo que la voz de Anderson y su particular forma de cantar, casi narrando en muchos momentos, nos conduce apaciblemente hacia el que es uno de los puntos culminantes del disco.

“Baker St. Muse” – Llegamos así a la suite central del disco, una larga pieza dividida en cuatro segmentos titulados respectivamente: “Pig-Me and the Whore”, “Nice Little Tune, “Crash Barrier Waltzer” y “Mother England Reverie”. Al enfrentarnos a una suite de estas características no podemos evitar la comparación con la obra maestra del grupo: “Thick as a Brick”, concebida como una larga canción de más de 40 minutos y sólo fragmentada en dos por las restricciones del formato vinilo. Lo cierto es que, sin llegar a los niveles de excelencia de aquella, “Baker St. Muse” es una magnífica pieza de rock progresivo con todos los ingredientes habituales del género; más rockera en la primera y segunda parte y con un giro hacia el folk en la tercera, nos quedamos, sin embargo con el segmento final, quizá el más reivindicativo, en el que Anderson se declara al margen del “star system” con versos como “no tengo tiempo para la revista Time o la Rolling Stone”, “no tengo una casa en el campo ni siquiera un coche” o “no quiero uno de los veinte mejores funerales” y se reclama como un simple músico: “algún día seré uno de los músicos que tocan en la balconada”. Se recuperan en la parte final de la suite, como corresponde, varios de los temas de las partes anteriores a modo de resumen cerrando de este modo una pieza excepcional que casi pone también el punto final al disco.

“Grace” – Y afirmamos esto porque la miniatura que da por concluido el trabajo es un tema que no llega al medio minuto de duración a modo de corta oración de agradecimiento por parte de Ian Anderson: “hola Sol / hola pájaro / hola, señora mía / hola desayuno. ¿Os encontraré aquí también mañana?

Aparentemente estamos ante un muy buen disco de rock progresivo al modo en que Jethro Tull entienden este género. No parece a primera vista un disco conceptual como sí podía serlo el tantas veces citado “Thick as a Brick” pero existe una curiosa interpretación alternativa que surge de la escucha del disco invirtiendo el orden habitual de las caras del vinilo, es decir, escuchando primero la cara B y después la A. De este modo, algunos han querido ver toda una trayectoria vital representada, desde la emancipación del artista en “One White Duck” hasta su conversión en músico anticipada en “Baker St. Muse” y culminada en “Minstrel in the Gallery”. “Cold Wind to Valhalla” representaría el descenso a los infiernos (o la obtención del éxito, no olvidemos que esto es rock’n’roll) para cerrar la historia con el clásico “Requiem”. No deja de ser una interpretación, quizás equivocada pero siempre nos ha llamado la atención.

Ya sea en su orden “normal” o en el alternativo, os recomendamos escuchar el disco puesto que consideramos a Jethro Tull una banda que se cuenta entre las más importantes de una época que cambió la fisonomía del rock.

Extraído de http://vozdelosvientos.blogspot.cl/2012/11/jethro-tull-minstrel-in-gallery-1975.html